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Las almas transitan en círculos,
como corderos perdidos entre la niebla.
El Muro es el calabozo del tiempo.
El Muro es nostalgia del viento.
Se abre la función,
proyección de egos traslúcidos,
circo de pobres espíritus,
tímido vaivén de trapecistas,
sumisos y perplejos,
no oyen más que ecos de miradas
rotas por El Espejo.
La tragedia, exultante ante La Estrella Nueva
baja para siempre el telón de miserias.
Ojos de cuervos serán, de los incrédulos, guirnaldas en pinos de noches espesas.
De la bastarda flor,
dagas atraviesan la inocencia de una niña que,
en la perla de una estrella,
halló la razón de su existencia.
De sus pétalos,
fundidas por un ardid del fuego,
falaces cadenas, sostienen de un péndulo,
la verdad de mares proféticos.
Sus hojas pudren la sabiduría del silencio.
Se abren las puertas del infierno,
el Sol, sin trono, sin fulgor, es de Hades ya,
la…